Monday, March 3, 2008

Sin -no es pecado-

...una palabra que lo rescate; algo para escapar de eso en que se sumergía latiendo las sienes, una palabra como la sonrisa de los cuartos de hora (a tiempo), como la voz que surge del fondo de una botella -no, las palabras vienen del cajón de los corchos-.

Porque tanto tiempo se habían hablado por los libros, las palabras se estrellaron contra algodones, contra líneas de lápiz en la página 111, en la 120, en el capítulo 7 de Rayuela, en una carta de Gaugin a su esposa, en el estruendo feroz del cementerio, donde el olor a gladiolos y lloronas confundía los días con la ausencia. Un viento helado traía el murmullo de las fiestas del sur donde la gente ríe sin un traguito de más -que verguenza-.

los lamentos no dan abasto por estos lados, entonces se mueven, caminan como ositos a cuerda, repitiendo los mismos errores, dibujando las mismas figuras en el piso del cuarto donde las horas ya están muertas. Así (?) yo corro, corro entrando en la habitación de al lado, urdiendo con el mate, unos cigarrillos y un lápiz o estos dedos, una respuesta para las tantas líneas de arriba y a algunas otras que no se dignaron a salir.

19 de enero, 1987

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